una imagen de lo que me gustaría llegar a ser

Ciriaco yáñez un camino de seis

Zaragoza 26 Marzo 2009

Ciriaco Yáñez un punto y seguido

del mundo que ya conozco: los vinos, su elaboración y comercialización, a la formación y el trabajo personal.

Algo nuevo sin renunciar a lo viejo.

Queridas amigas, respetados amigos Verán, como ya conocen, durante veinticuatro años he centrado toda mi atención en el mundo del vino, la gastronomía y la comunicación. Durante todo este tiempo me he sentido muy cómodo contándole y ofreciéndole los servicios de nuestra modesta compañía familiar: la vinatería Yáñez de Zaragoza fundada en 1953; al trabajo de la selección y venta de vinos se unió hace años la creación de nuestros propios vinos, luego la divulgación tanto en medios escritos como audiovisuales, la restauración y la asesoría gastronómica. Muchos actos y actividades nos contemplan, y muchísimos vinos elaborados, en maravillosas localizaciones diferentes. Quiero agradecerle su atención y consideración para con mis vinos, actos y opiniones, sobre todo que nos honre con su visita, su presencia. ahora que la nueva generación de la familia Yáñez se incorpora a la dirección de la vinatería, encuentro tiempo y espacio para comenzar una época diferente en mi vida profesional. Seguiré dirigiendo con mis hermanos y hermanas, la compañía familiar Yáñez, nuestra vinatería Yáñez, dando los cursos que semanal, mensual y anualmente programamos en la sala de catas Yáñez, seleccionando los vinos que les ofrecemos en la vinatería, editando las publicaciones de nuestra compañía tanto el magacine, como los blogs y. También voy a emplear un poco de mi tiempo en profundizar en la creación de mis propios vinos, investigación, desarrollo, saltos hacia el cielo, dentro de mi proyecto personal: Yañez laderas de Calatayud un camino hacia el cielo. Estos vinos intentan ser expresión de terruño, de corazón y alma; estos vinos, este proyecto, son una ilusión muy personal. Les seguiré contando cosas sobre ellos, con su permiso y si lo desean, puede ver el día a día de mi pequeño proyecto en http://www.hacevinos.es/ .

La parte nueva de mi trabajo, algo que usted tal vez no conozca en mi devenir cotidiano, es que durante los últimos seis años he simultaneado mi trabajo oficial en la vinatería yañez, con la formación en diferentes técnicas de trabajo personal; diferentes escuelas de muy diferentes filosofías, orientaciones y tendencias, me han acogido y enseñado, muchas gracias.

Especialmente contento estoy de haberme graduado como Master en el Metamodelo de Analisis Transformacional MAT ( http://www.mat21.net/), y como Coach MAT.

Ya en la medida de lo posible, y solo con una base muy sencilla: “el sentido común” quiero comenzar a ofrecer un servicio nuevo de trabajo personal, una formula de conocimiento y progreso basada en el deseo de cambiar; en el deseo de no ser toxico para los otros y sobre todo de dejar este mundo mejor que lo hemos encontrado. Ser más seguro, más inteligente, más justo, con mucha más dignidad, con mucha más creatividad, más amoroso, más alegre… esto es posible¡ y ante todo sentir lo que debemos sentir; sentir lo real y responder en consecuencia y de manera equilibrada.Este trabajo personal no es baladí, es magnifico y nos da armas y bagajes para afrontar los retos de la vida cotidiana con afán de crecer, con afán de que cada cosa que hacemos, que hagamos, sea valiosa.Me encantaría contar con usted en esta nueva etapa, tanto para dar a conocer este objetivo vital, esta modesta compañía Ciriaco Yáñez Coach, como participante en los cursos y trabajos individuales que voy a empezar a desarrollar en breve. Con su permiso le mantendré informado desde aquí: Ciriaco Yáñez coach.

http://www.ciriacoyanez.com/

Muchas gracias, un fuerte abrazo y mucha fortuna

Ciriaco Yáñez

Un camino de seis



www.ciriacoyanez.com

ciriacoyanez@gmail.com

06. Zaragoza. España.

Tel.(0034) 976214855


contando que es el coaching para mi

Contando que es el coaching
Para mi que es el coaching? Crear un espacio seguro donde escuchar y ver al otro, donde pueda afirmar lo que le queda de valiosoy recuperar todo lo que perdió. Ayudarte a hacer cosas que tu no te creías ser capaz de hacer.

Esta es un explicación básica de que y como se ve el coaching en la sociedad occidental extraída de wikipedia
Coaching (que procede del verbo
inglés to coach, entrenar ) es un método que consiste en dirigir, instruir y entrenar a una persona o a un grupo de ellas, con el objetivo de conseguir alguna meta o de desarrollar habilidades específicas. Hay muchos métodos y tipos de coaching. Entre sus técnicas puede incluir charlas motivacionales, seminarios, talleres y prácticas supervisadas.
Contenido

1 El proceso del coaching
2 Sesiones de coaching
3 Modalidades del coaching
4 El entorno del coaching en los deportes
5 Coaching en el deporte
6 La problemática del mundo empresarial
6.1 Coaching empresarial
6.2 Coaching empresarial para empresarios
6.3 Fundamentos filosóficos del coaching empresarial
7 Críticas realizadas al coaching
8 Véase también
9 Referencias
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El proceso del coaching
En el proceso de coaching se parte de la premisa de que el coachee (quien recibe el coaching) es la persona misma que cuenta con la mayor y mejor información para resolver las situaciones a las que se enfrenta. En vez de enseñar, el entrenador facilita al pupilo a que aprenda de sí mismo. En este sentido, el proceso requiere básicamente de los siguientes 7 pasos:
1 Observar - La observación será fundamental para que el entrenado encuentre soluciones. A través del posicionamiento en nuevos puntos de vista, y la observación de los paradigmas, creencias y conductas que se practican, el individuo podrá elegir entre nuevas alternativas que le apoyen a construir los resultados que busca.
2 Toma de conciencia - La observación permite la toma de conciencia, básicamente acerca de nuestro poder de elección. El entrenador centrará al pupilo en las elecciones que toma y las consecuencias que ellas crean, brindándole herramientas específicas para elegir con mayor efectividad y elegir conscientemente.
3 Determinación de objetivos - Es esencial para todo proceso de coaching, el contar con objetivos claramente definidos. Este será el paso crucial hacia la obtención de los mismos y servirá de guía para la toma de decisiones y acciones.
4 Actuar - Una vez reunida toda la información, hay que actuar de una forma sostenida en el tiempo. El entrenador acompañará de cerca este proceso superando las dificultades que suelen aparecer en la puesta en práctica.
5 Medir - En todo momento es imprescindible comprobar si nos acercamos o nos alejamos del objetivo marcado. Esto permitirá tomar acciones correctivas y así contribuir a la obtención de los logros buscados.
6 Acción comprometida - Todo proceso de coaching concluye con una acción comprometida alineada con el plan de acción establecida previamente entre el entrenador y el cliente.
7 Motivar máximo a tus oyentes.
Sesiones de coaching
Para llevar a cabo un proceso de coaching el profesional debe tener una serie de competencias y de habilidades de comunicación que se adapten a cada persona. Estas habilidades se suman a su propia formación. Además es necesario un manejo de las técnicas de resolución de conflictos, de negociación, de planificación estratégica, de habilidades de liderazgo y auto-liderazgo por otro lado, el profesional aplica la escucha profunda y el arte de la mayéutica, es decir hacer al cliente preguntas poderosas y retadoras. Saber la técnica y conocer la metodología es necesario para ejercer el coaching, pero la clave de un buen entrenador no está en sus conocimientos de la técnica sino en sus habilidades personales, de escucha activa, compromiso, orientación al logro, etc. De esta manera resulta imprescindible el desarrollo del dominio humano.
Modalidades del coaching
Una de las modalidades es el
coaching sistémico que promueve en el cliente el desarrollo del talento individual, de sus competencias organizacionales y de ambientes de alto desempeño. Se hace enfasis a través de un enfoque de procesos, abriendo posibilidades para hacer distinciones entre lo que "mueve” a la persona: ideas, creencias, valores, prejuicios; identifica los entornos sociales en los que participa y los roles con los que se comunica.
Encontramos también el
coaching ontológico, centrado en el uso del lenguaje y cómo éste determina nuestros comportamientos y emociones. El entrenador ontológico, trabajará fundamentalmente centrado en la elaboración de significado verbal y mental del cliente, buscando que dichos significados apoyen los objetivos del entrenador.
Co-Active Coaching es, según la escuela americana The Coaches Training Institute (CTI) donde se origina, el modelo de coaching más extendido en la actualidad. Des de 1992 ha transformado la vida de miles de ejecutivos, líderes, emprendedores y coaches de todo el mundo. Se basa en el principio de la co-actividad, que pone un especial énfasis en el diseño de la relación entre el coach y el cliente para que el cliente salga fortalecido y logre antes sus objetivos.
Autocoaching es una metodología basada en el coaching ontológico y que apoyándose en la creación de opciones con el coaching de la Variedad busca desarrollar el potencial profesional y humano para conseguir lo mejor de uno mismo sin ayuda presencial. Es un método que enseña a ser feliz y disfrutar de la vida con las personas que te rodean desde el autoconocimiento y la aplicación de un compromiso para mejorar.
Coaching de la variedad, es un motor taxonómico completo e integrado que facilita a la persona entrenada a seleccionar en una base de datos compuesta por un listado de ejemplos de factores y cambios relacionados entre sí de forma jerárquica. Partiendo de las ideas del pensamiento lateral y de los factores de Frederick Herzberg se ha sometido al coaching a un proceso total de reingeniería en el que se ha desarrollado y patentado una aplicación informática personalizada que modelizara todas las variaciones aportadas de religiones, culturas, edades, profesiones...
Coaching de vida, centra su atención en el desarrollo de habilidades que mejoren las áreas personales del entrenador, sea su vida sentimental, relacional, su estado físico y la obtención de metas personales.
Coaching ejecutivo, o coaching a empresas en cambio, centra su trabajo en el desarrollo de habilidades que faciliten la obtención de resultados en el ámbito corporativo. En este caso, el enfoque apunta a entrenar la capacidad de liderazgo, comunicación, administración del tiempo y los elementos personales que influyen directamente en los resultados económicos de la empresa. Es una metodología muy utilizada en los altos mandos a nivel internacional.
Coaching Estructural es la modalidad que, integrando diferentes filosofías, psicologías y avances científicos, se ciñe en todo momento al criterio de lo que el Coaching es y significa en su versión más ortodoxa. Esta manera de vivir el Coaching se alimenta tanto de la sabiduría de culturas milenarias (oriental, egipcia, griega, etc.) como de las aportaciones de algunas corrientes psicológicas (Humanista, Constructivista, etc.), a la vez que de los más recientes e innovadores avances científicos (neurociencias, Física Cuántica, etc.). El Coaching Estructural también adopta diversos métodos (socrático, GROW, etc.), modelos de contextos empresariales (estrategia, orientación a resultados, etc.), y en él conviven diferentes trabajos de prestigiosos maestros y autores de grandes obras como H. Maturana, V. E. Frankl, C. G. Jung y K. Wilber, entre otros. Una de las grandes influencias en el Coaching Estructural es precisamente el Estructuralismo del S. XX (de ahí su apellido) En él encontramos varias aplicaciones, y de entre ellas, algunas para el ámbito lingüístico y social-antropológico de la mano de Ferdinand de Saussure y de Claude Lévi-Strauss, respectivamente.[1]
Coaching filosófico es una modalidad de coaching que busca evitar la fragmentación conceptual que existe en las diversas escuelas de coaching, formulando el mismo a través de fundamentos filosóficos que le den un sustento adecuado y que le brinden un sólido carácter académico.
Redes o asociaciones de coaching. Existen cientos de ellas a través de las cuales se organizan y prestan servicios generales. Estas asociaciones suelen ser privadas, ya que la profesión aún no está regulada del todo pero tienen su peso y dan prestigio a sus asociados.
Es preciso subrayar que el coaching está avalado como parte de la
modificación de conducta, ya que sus métodos, desde la observación a dinámicas de grupo, han sido desarrolladas desde la psicología y otras disciplicas como la pedagogía. En este sentido, puede enterderse como una forma de intervención psicológica. Así, por ejemplo, la modificación de conducta tiene en alta estima la observación directa por parte del terapeuta en el contexto natural de la conducta, tal y como hacen los coaching, sin embargo no suele disponerse de medios para ello en una consulta clínica, colegio o contexto laboral. Para ello existe importante desarrollo teórico y práctica sobre cómo realizar este tipo de estrategias motodológicas, optimizando en la medida de lo posible la fiabilidad y validez del método.
El entorno del coaching en los deportes
Significado del coaching: Tomando como base la forma de liderar de los equipos deportivos ganadores, el coaching es un sistema integral acerca del cómo se hace en la dirección y movilización hacia del éxito de equipos deportivos ganadores en competencias mundialistas.
En el funcionamiento de los equipos deportivos de categoría mundial que se posicionan en el liderazgo de eventos como las grandes ligas deportivas; se encuentran principios, valores, convicciones, estilos de liderazgo, metodologías de trabajo, y herramientas específicas que explican el éxito de los equipos campeones. El coaching no solo se aplica en deportes de competencia grupal, también se aplica en competencias individuales lo que permite plantear la universalidad del sistema. También es un sistema pedagógico de aprendizaje y desarrollo de liderazgo en donde la mujer entra como coach en estas actividades.
Coaching en el deporte
El entrenador como líder deportivo desarrolla una manera particular de conducción, dirección y movilización de su grupo, centrado en los siguientes aspectos:
Visión inspiradora, ganadora y transparente. La visión de llegar a ser campeón, de ganar todos los partidos, es lo que lleva al entrenador a trabajar en la mejora de su equipo, es una visión que le inspira a diario en su trabajo. Todas sus estrategias y tácticas se planifican para ganar creando una cultura ganadora en sus jugadores.
Sentido de planeación continua y semanal. Aunque el entrenador siempre tiene su visión a largo plazo; trabaja cada día de cada semana preparándose para ganar el partido de la semana y una vez logrado esto, se concentra en el de la siguiente semana y así hasta el final.
Liderazgo mediante el ejemplo. En todos los casos de éxito, el entrenador en su vida personal se destaca por su disciplina, compromiso, amor por la camiseta, una cultura por la excelencia que prácticamente le definen un éxito de vida que transfiere a su equipo como ejemplo de su vida diaria.
Selección y desarrollo de talentos. Un entrenador en grandes torneos quiere tener a los mejores jugadores dentro de su equipo; todos sus jugadores deben ser estrellas en su oficio pero trabajando como equipo, por lo cual requiere una estricta selección de personas con el potencial para desarrollarlos.
Entrenamiento diario. Una característica de los grandes equipos es el entrenamiento diario, en una parte es el entrenamiento individual donde se desarrollan las habilidades cada día, pero también para superar debilidades, nivelarlas y convertirlas en fortalezas, y el entrenamiento grupal para acoplarse, tener un sentido de trabajo en equipo, para aprender a comunicarse y trazar estrategias y tácticas en equipo.
Acompañamiento total en el terreno. El sitio de trabajo de un entrenador se encuentra en el campo de juego, todos los días de su vida, observando, dando instrucciones de grupo o individuales, dirigiendo y practicando el entrenamiento del equipo, comunicándose cada minuto con él.
Motivación individualizada y desarrollo personal. El entrenador dirige a su grupo con un sistema de seguimiento y motivación personal; le enseña a entender y desarrollar la mayor responsabilidad consigo mismo: generar su automotivación, para que entienda sus propias motivaciones individuales y construya la senda de su desarrollo personal.
Disciplina y compromiso. Estos dos factores generan un profesionalismo especial en cada jugador, la disciplina garantiza el crecimiento de los jugadores día a día, el compromiso y sus elementos que son: la camiseta, los colores del equipo, los lemas, el triunfo y la vergüenza por la derrota, les da la pasión por el triunfo lo que en conjunto hace a un equipo altamente competitivo.
Sentido de trabajo en equipo. Un equipo llega a ser campeón cuando se sincroniza en todas sus parte y juega como una unidad, cuando el sentido de equipo está por encima de lo individual y todo el grupo trabaja con la convicción de su interdependencia, fusionando todos los esfuerzos para lograr una meta en común.
La problemática del mundo empresarial
El mundo de la empresa tiene elementos específicos en los que el coaching es especialmente necesario. El fundamento de este fenómeno es la existencia de un conflicto permanente entre la necesidad de resultados en un mundo muy competitivo y los recursos necesarios para obtener dichos resultados, fundamentalmente conocimientos, dedicación y dinero. Existe una cierta presión sobre los empleados, directivos y empresarios para dedicar recursos crecientes para conseguir los resultados, tomar decisiones, cambiar para innovar, etc. Y esto no es nada cómodo para la naturaleza humana, que reacciona con una gran variedad de disfunciones cuando está inmersa en entornos de este tipo.
En este contexto las empresas más avanzadas han empezado a buscar soluciones para este fenómeno y existe unanimidad en que hay que conseguir formas de trabajo más colaboradoras y participativas en las que los miembros de la comunidad empresarial analicen conjuntamente con especialistas normalmente externos (profesionales del coaching de la empresa,
coaching empresarial, psicólogos, etc) el proceso de análisis de la realidad empresarial, toma de decisiones, mejora de procesos, involucrando a todos los responsables de la toma de decisiones y de la ejecución para mejorar su nivel de control sobre su entorno, reducir el estrés, trabajar mejor y más eficazmente.
Pero el proceso de mejora en la empresa por profesionales externos no sólo es una tarea relacional o humana, los profesionales también tienen que tener profundos conocimientos empresariales para entender y orientar los procesos reales comerciales y financieros. Un ejemplo típico es el de aquella fábrica que está mal organizada y se produce una disfunción entre sus componentes; en ella no vale únicamente con dar soporte a los trabajadores, también es necesario que se tomen las decisiones necesarias para que mejoren los procesos básicos y con ello se liberen las energías improductivas en la plantilla. En estos caso puede estar indicada la utilización de coaches empresariales externos que utilicen una metodología integrada en la que el coaching sea el elemento aglutinador de los procesos formativos (mejora de habilidades) y de consultoría (análisis de la realidad y recomendaciones).
Coaching empresarial
El coaching empresarial es una nueva disciplina inspirada en los grandes coaches deportivos que es llevada al ámbito organizacional como una forma de desarrollar altas competencias y producir grandes saltos en el aprendizaje de gerentes y ejecutivos.
Una de las fuentes del coaching empresarial es el llamado coach ontológico, que tiene su origen en las teorías filosóficas de
Martin Heidegger.
El coaching empresarial es una conversación, un diálogo fecundo entre el entrenador y el cliente, mediante el cual el coach busca abrir nuevas posibilidades de reflexión y de acción en el cliente. Esta conversación se inicia y desencadena en torno a las situaciones concretas que enfrenta el entrenado. El coach ayuda al cliente a formular, de modo adecuado las preguntas claves de la situación que enfrenta así como a plantear y articular el problema de manera poderosa. Esta es la primera etapa del coaching
La segunda fase de coaching indaga acerca de los paradigmas y los modelos mentales que llevan al entrenado a plantear la solución de una determinada manera. En esta etapa el coach cuestiona el modelo explicativo de la realidad del entrenado, para validarlo. Es en esta etapa donde se produce la solución innovadora cuando se cuestiona el modelo explicativo. Este espacio requiere el desarrollo de una capacidad reflexiva importante.
La tercera fase es el diseño de la nueva solución, aquí el entrenado debe diseñar nuevas conversaciones que lleven a que se creen las condiciones necesarias para que la nueva propuesta ocurra.
Coaching empresarial para empresarios
Si nos fijamos en el deporte, vemos los entrenadores deportivos apoyando a sus deportistas en todo momento, dirigiéndoles, diciendo a sus deportistas donde y como tienen que colocarse estratégicamente para conseguir sus objetivos: ganar el partido, quedar primero, mejorar su marca.... El coach de negocios hace lo mismo, pero ayudando al empresario y al directivo en conseguir sus objetivos empresariales y a mejorar sus metas profesionales: mejores resultados, más tiempo, mejor equipo, más motivación, empresa más saneada, mejor estrategia....¿Cómo se hace? El papel de un coach de negocios es entrenar a los propietarios de empresas para mejorar el negocio a través de su experiencia, de sus conocimientos, de su apoyo y de su estímulo. El coach ayuda a los dueños y a los directivos de las pequeñas y medianas empresas en el área comercial, marketing, gestión de equipos, procesos, económica-financiera y mucho más.
Imaginen o recuerden las primeras olimpiadas, donde los deportistas iban e incluso invitados, muchos de ellos, ni siquiera eran atletas de verdad, y tanto han evolucionado los juegos, que hoy no se concibe el que un atleta no tenga un entrenador que lo esté apoyando y guiando, de la misma forma esto está ocurriendo con los coaches de negocios en todo el mundo.
Fundamentos filosóficos del coaching empresarial
Muchas compañías han comenzado a introducir los sistemas del coaching como estrategia para su competitividad global. En el mundo de los negocios actual solo aquellas empresas que estén comprometidas a innovar son las que podrán mantenerse competitivas en el mercado actual. Autores tales como
Ken Blanchard, Chris Argyris, Fred Kofman, Rafael Echeverría y John Whitmore han contribuido con los primeros libros de coaching, o de coaching Empresarial, aportando un valioso fundamento al desarrollo del coaching empresarial. El filósofo Hugo Landolfi ha provisto al coaching empresarial de fundamentos teóricos a través de un sistema de coaching con fundamentos filosóficos. Los trabajos del biólogo Francisco Varela se han incorporado en algunas líneas de coaching empresarial.
Jerry W. Gilley y Nathaniel Boughtan afirman:
Se necesitan generar nuevos paradigmas que ayuden a crear una organización ganadora que incluya:
Perfeccionamiento de una nueva filosofía de desarrollo humano.
Creación de la transferencia de estrategias de aprendizaje.
Utilización de los profesionales de desarrollo humano como consultores internos y responsables del desempeño de los sistemas gerenciales.
Estímulo de las relaciones de los empleados creando una actitud de propietarios
Utilización de los gerentes como coaches de desempeño.
Creación de autoestima de los empleados y grupos.
Identificación de estrategias de recompensa que motiven a los empleados a mejorar su compromiso y lograr resultados.
Don Shula; entrenador exitoso de los Dolphins de Miami, reveló que prepara su gente para desarrollar lo mejor de sus habilidades de acuerdo a cinco principios básicos:
Ser orientado por convicciones.
Sobreaprendizaje.
Estar dispuesto a escuchar.
Ser consistente.
Ser honesto.
Críticas realizadas al coaching
En la última década se ha observado el floreciente crecimiento de esta técnica, apareciendo múltiples profesionales y empresas dedicados al tema. Como muchas otras tendencias similares, se encuentran diversos resultados de su aplicación. A continuación, algunas de las críticas más conocidas acerca del coaching:
No utiliza una metodología claramente definida. El gran y rápido crecimiento de la disciplina ha tenido como consecuencia la aparición de individuos que ofrecen sus servicios como entrenadores cuando en realidad no cuentan con la apropiada formación para ello. La inexistencia de regulaciones académicas y certificaciones apropiadas, dificultan el control de la práctica y la calidad de la misma. Muchas corrientes confluyen bajo la denominación del coaching, haciendo que la oferta sea muy heterogénea y en ocasiones poco seria.
El enfoque en desarrollar la capacidad de obtener resultados y producir éxitos es otra gran crítica a la metodología. Quienes apuntan a esta debilidad, resaltan la superficialidad del método, que tiende a exacerbar los sentimientos de superación y competitividad en el corto plazo pero que rinde resultados estériles en el largo plazo.
El coaching trabaja directamente con los individuos, sus procesos mentales y emocionales. En el caso de que dicho proceso no se encuentre bien guiado, las consecuencias pueden ser de un impacto negativo importante. La ética, responsabilidad y cuidado del entrenador, no siempre están salvaguardadas cuando no existen marcos regulatorios.
Posiblemente por una falta de regulación oficial, hay mucha gente que ofrece coaching sin una formación especifica.


actividades,trabajo personal y seminarios


Actividades, trabajo personal y Seminarios
seminario de fin de semana el sábado
Un seminario muy especial: un espacio para enamorarse de la vida
Con técnicas de expresión teatral y un temario muy bonito. El seminario trata de la Vida, empezamos desayunando juntos, y terminamos cenando juntos, ¿os cuento de discurrir del día?
Seminario de sala Teatroterapia
Este trabajo busca descubrir y superar las barreras de comunicación que nos oprimen, poder hablar en publico, improvisar un parlamento y poder expresarnos ante un auditorio. También y más simplemente, supera los traumas de infancia, y hace que expresarse, comunicarse se torne un ejercicio satisfactorio y crecedor. Y comunicarse es eliminar barreras que nos impiden enamorarnos de lo vivo, de la vida, disfrutar cada instante como el regalo que es, con agradecimiento, amor y alegría de la buena, todo en un espacio seguro donde poder trabajar lo profundo, lo sutil y lo más visible.
Como será el día?
Son las nueve de la mañana, una hora prudente
Nos conocemos y desayunamos juntos chocolate, infusiones y pan crujiente, hablamos.
Dinámica de confianza, naciendo
Las cosas pequeñas
Grupos de trabajo, la gallina ciega
Explicamos una situación sin palabras: el mimo
Hablamos de lo que nos ocupa, de las cosas pequeñas y grandes
Almorzamos juntos comida muy especial y hablamos de nuestras cosas, de lo que creemos y como nos afecta
Meditación guiada
Rompiendo moldes, ejercicio de roturas
Las grandes cuestiones
Meditación en acción, movimientos en caligrafía
Una infusión y un bocado ligero
Hacemos espejo
Leemos en voz alta algo que nos gusta mucho
Reflexiones sobre la comunicación
Solución de problemas
Improvisaciones individuales o en grupos
Bailar es divertido
Relajación y seguimos una meditación hasta el silencio
Que hay de bueno en mi, que hay de bueno en ti
Cenamos una cena divertida y hablamos de cosas frívolas o serias, del trabajo del día o de la tele…
Al final seis minutos de silencio escuchando
Nos despedimos hasta volvernos a ver
Este es un seminario divertido, que busca la profundidad en lo cotidiano, en las cosas que nos rodean, enamorarse de la Vida es maravilloso.
Si cuesta lo mismo ser feliz que infeliz porque querer ser infeliz?
Espero que os guste esta iniciativa y os apetezca participar.
Se realizará en centro cubierto desde las 9 de la mañana a las 12 de la noche.
Hacen falta: ganas de disfrutar, interés por trabajar, entusiasmo por practicar. Un cojín, una mantita, cuaderno, periódicos viejos, ropa muy cómoda.
La comida es normal, especialmente creada para el curso, hay vino, que es la alegría embotellada y platos solo vegetarianos por si alguien es reticente a probar carnes. Se trata de disfrutar y probar; creo que haré unos dieciséis platos diferentes.
Así que venid con ganas de disfrutar y ser felices.
Precio del seminario 196 euros todo incluido.

viernes, 20 de febrero de 2009

el camino hacia la felicidad, J.Bucay .aula de cultura virtual


AULA DE CULTURA VIRTUAL
EL CAMINO HACIA LA FELICIDADD. Jorge BucayPsiquiatraBilbao, 7 de febrero de 2005
Todos sabemos algo –al menos lo necesario para vivir– sobre el tema de la felicidad. Por lo tanto, algunas de las cosas que voy a decir sonarán a repetidas o consabidas, si bien trataré de ponerlas en un orden nuevo, cambiando la manera de decirlo. La vieja discusión del mundo de la filosofía y de la psicología sobre qué significa la felicidad en la vida cotidiana se ha llegado a plantear en términos de si existe o no la felicidad, si ésta resulta tan sólo algo transitorio o si de verdad se puede ser feliz. La discusión, como siempre, no sólo pasa por la cuestión filosófica en sí, sino que además tiene mucho que ver con la pregunta de a qué llamemos "felicidad". Dependiendo de ello, la felicidad se volverá algo imposible, algo transitorio o algo capaz de ser alcanzado. Por eso, si bien está muy lejos de resultar definitiva y no deja de ser una de tantas otras, expondré a continuación mi pequeña y privada definición de felicidad. Todo lo que más abajo afirme estará en relación con ella. Tomando los dos extremos, hay gente que cree que la felicidad es homologable a estar contento, a estar alegre, haciendo de la felicidad el uso que le corresponde como palabra cotidiana. Así, decimos: "¡Hoy estoy tan feliz!" y ¡"Hoy estoy tan poco feliz!". Otros nos cuentan: "He tenido un fin de semana muy feliz". O recuerdan: "Tuve una infancia muy feliz". Hablamos de felicidad como si fuera sinónimo de estar contento o alegre, una expresión equivalente a "estar riéndose". Ahora bien, nadie puede sostener la idea de que uno pueda estar riéndose todo el tiempo (24 horas al día, 365 días al año y 70 u 80 años). Eso es imposible de conseguir. Por tanto, si ésta es nuestra idea de la felicidad, y como sólo tendremos algunos momentos alegres, sostendremos con todo el derecho que únicamente hay "momentos felices" y que hay que tratar de vivir muchos de ellos, pero que, lamentablemente, son sólo algunos "momentitos" y que no se puede ser feliz. Sin embargo, si pensamos en la felicidad como algo diferente, como un estado interior, no como algo relacionado con una alegría que proviene de fuera, sino como algo que pasa "de la piel hacia dentro" (un proceso interno), podríamos entender que quizá sea algo más duradero, que acaso ser feliz no sea un evento casual y transitorio que depende de lo bien que vayan las cosas. Pensada así, la felicidad podría empezar a ser algo relacionado con la tranquilidad interior, con la paz espiritual, una sensación interna de serenidad, de tranquilidad y de certeza que me llene y me inunde de una agradable satisfacción con respecto a la vida. Definida así, en definitiva, la felicidad puede ser algo más permanente y que dure más tiempo; o puede ser algo que nos invada de una vez y para siempre.Me gustaría diferenciar dos conceptos que ayudan a darse cuenta de lo que quiero decir. Cuando la alegría se relaciona con un hecho que proviene de fuera de nuestra vida, en general está relacionada con conseguir algo, con llegar a algún lugar, con alcanzar una meta, sea ésta el amor de la persona amada, una fortuna económica, un puesto determinado, el reconocimiento de los otros, etc. Sea cual sea nuestra meta, conseguirla nos alegra. Pues bien, mucha gente identifica lo anterior con la felicidad, y haciéndolo tiende a pensar que, si quiere ser feliz, tiene que alcanzar metas, cumplir con ellas. Sin embargo, imaginemos un señor que sale a navegar en su barco. Está en el puerto de Buenos Aires, embarca en su velero, iza las velas, leva anclas y se hace a la mar. En un momento determinado se desata una tormenta de viento, lluvia y remolinos tan furiosa y oscura, tan terrible y feroz, que el velero es virtualmente alzado en el aire y llevado mar adentro. De repente, el hombre se da cuenta de que ha perdido el control sobre su barco y que la nave se está alejando inquietantemente de la costa; como el marino no tiene instrumental, desconoce el lugar adonde se dirige, ni qué demonios va a suceder. Teme por su vida, se sujeta al palo mayor del mástil. Cuando la tormenta empieza a calmarse, a pesar de que el cielo no se despeja, se da cuenta de que mira para todos los lados y lo único que ve es agua. La costa ha desaparecido. Reconoce que está perdido porque la tormenta lo ha dejado a la deriva. El barco está sano, la vela está entera, el motor del barco funciona, pero él no tiene ni idea de adónde lo ha llevado la tormenta. Entonces, quizá arrebatado por la falsa fe que a veces nos rapta en momentos desesperados, el hombre se hinca de rodillas y empieza a rezar. No reza porque sea religioso, sino por su desesperación. Se acuerda de su fe y entonces reza: "¡Dios mío! ¡Dios mío! ¡Estoy perdido! ¡Dios mío, ayúdame, no sé dónde estoy!". Y de repente, el cielo se abre y un rayo de sol desciende sobre el velero y se escucha una voz que dice: "¿Qué sucede?". El hombre está sorprendido, está frente a un milagro que le está pasando precisamente a él; imaginario o no, lo que está viendo es un milagro. Entonces contesta compungido: "Estoy perdido. La tormenta me llevó mar adentro. Ahora no sé dónde estoy". Entonces la voz le dice: "Estás a 28 grados de longitud sur y 35 grados de latitud oeste". "¡Gracias, Dios mío!", contesta nuestro hombre. El cielo se cierra. El marino mira para todos lados y exclama de nuevo: "¡Estoy perdido! ¡Estoy perdido! ¡Estoy perdido!". Y se vuelve a abrir el cielo: "¿Qué pasa ahora?". "Me acabo de dar cuenta de que, para no estar perdido, no me sirve de nada saber dónde estoy. Lo que yo necesito saber es adónde voy". Entonces la voz responde: "A Buenos Aires". "No, no, no, pero es que yo no sé dónde está el lugar adonde yo voy", responde el hombre. La voz precisa: "Buenos Aires está a 35 grados longitud sur". "No, no. Dios mío, estoy perdido, estoy perdido", continúa lamentándose el hombre. La voz, un tanto harta ya, pregunta de nuevo: "¿Qué pasa?". "Para dejar de estar perdido, lo que yo necesito saber es el camino que va desde donde estoy hasta donde voy", responde el náufrago. "¡Uf!", resopla la voz. Entonces sucede un milagro más en este cuento. Cae sobre el bote un pergamino enrollado con una cinta color fucsia. El hombre lo extiende y comprueba que contiene en su interior un mapa. Arriba y la izquierda hay una lucecita roja que se prende y se apaga, y dice: "Usted está aquí". Abajo a la derecha hay un punto marrón que dice: "Buenos Aires". Y entre medio se puede ver un camino marcado de verde fosforescente que dice: "Remolino. Viento fuerte. Vado", para indicarle el camino. Él agradece el milagro, levanta el ancla, extiende la vela, coloca el mapa delante de su timón, enciende el motor para arrancar, mira para todos lados, consulta el mapa y vuelve a exclamar: "¡Estoy perdido! ¡Estoy perdido! ¡Estoy perdido!". Así termina esta historia. Esas últimas palabras del hombre ("¡Estoy perdido! ¡Estoy perdido! ¡Estoy perdido!") nos quieren decir que, aunque uno sepa dónde está y pretenda saber dónde va, aun cuando sepa cuál es el camino que va desde donde está hasta donde va, si no conoce la dirección y no sabe el "hacia dónde", está perdido de todas maneras. Saber cuál es tu meta no te libra de que no estés perdido. Hace falta saber el rumbo para no estarlo. La felicidad tiene que ver con conocer ese rumbo. No se relaciona con llegar a ningún lugar, sino con ir en una dirección adecuada. La felicidad no se refiere a la alegría vanidosa que da haber conseguido –o ser capaz de conseguir– lo que otros no consiguieron. Esto no hace feliz a la gente. Es mentira que la felicidad tenga que ver con estos logros tan tontos que hacen que, una vez que se consiguen, necesites buscarte uno nuevo porque ése ya no te sirve de ninguna alegría. La felicidad es como la mente clara que te dirige en una dirección; si tú vas en dirección al este, en dirección a ese punto, en ese rumbo, puedes ir infinitamente; y saber que estás en esa dirección (más allá de adónde llegues) puede inspirarte esa serenidad que te hará saber que estás en el camino correcto.
Si uno quiere saber cómo se encuentra ese rumbo, la pregunta que debe hacerse es muy sencilla: ¿para qué vivo? ¿Qué sentido tiene vivir? Si uno no define qué sentido tiene su vida, podría suceder que llegara a la conclusión de que su vida carece de sentido alguno, lo que resultaría complicado si quiere ser feliz. Asimismo, si la respuesta que me doy es algo "solamente conseguible", una meta alcanzable –como, por ejemplo, ganar 10.000 euros al mes–, el día que lo consiga... ¿qué voy hacer? ¿Suicidarme? ¿Dejar de ser feliz? ¿Perder el rumbo? Esa persona se perderá otra vez.Imaginemos, por ejemplo, que lo que diera sentido a mi vida fuera construir tantos hospitales como resultaran precisos para que nadie sufriera una enfermedad nunca más ni necesitara ser asistido. La verdad es que no se trata de una meta que alguien pueda conseguir en su vida, pero ir en esa dirección puede dar al que lo desea la conciencia de que está en el camino cierto. Y tampoco hace falta ser tan altruista. Así, puede que haya un cantante de rock que lo único que quiere es ser el más famoso de los cantantes de rock en todo el mundo y que no haya un lugar en el mundo donde no se escuche su música. Mientras él conduzca en esa dirección, puede ser que se sienta feliz haciendo aquello que para él es importante –y que, no lo olvidemos, es su rumbo, no su meta de llegada–. Es decir, no importa que estemos de acuerdo con tal o cual rumbo. No estamos hablando de moral, pensando qué rumbos están bien o cuáles están mal. Por el contrario, pensemos en que hace falta saber qué sentido se le va a dar a la vida y qué se va a hacer para encaminar la vida de cada uno. A partir de ahí, las cosas suceden más o menos así. Cada vez que tu camino coincida con el rumbo que decidiste, te sentirás satisfecho, sereno y tranquilo, aunque lo que esté pasando no sea maravilloso; y cada vez que te alejes del rumbo que le da sentido a tu vida, te sentirás infeliz, aunque sean placenteras algunas cosas que te ocurran. Este pequeño secreto lo extraigo de mi experiencia personal. Cuando uno lee Cartas para Claudia, el primer libro que escribí en mi vida (hace ya veinte años), se puede entrever que lo que daba sentido a mi vida en aquel momento era el placer y el disfrute. Tanto era así, que yo escribí en Cartas para Claudia lo siguiente: "Sólo tiene sentido aquello que me da placer. Si no me da placer, no lo hago". En ese momento yo pensaba eso; y no es que estuviera mal, simplemente estaba bien para ese momento de mi vida. Sin embargo, un día que tenía que dictar una conferencia en una provincia bastante alejada de Buenos Aires, mientras caía una fuerte tormenta y yo estaba muy engripado, empecé a darme cuenta de que más importante que ir a aquel lugar y agradar al auditorio era el placer que me daba quedarme en mi casa con mi familia. Entonces, fiel a lo que yo pensaba y creía, me dije: "Si no me da placer hacerlo, no lo hago porque no tiene ningún sentido". Sin embargo, cuando empecé a pensar en no ir a esa charla, también comencé a darme cuenta de que, ciertamente, era más placentero quedarme en mi casa, pero que no me sentía tranquilo ni contento con mi decisión, que no estaba satisfecho, que había algo que no funcionaba. Entonces empecé a darme cuenta de lo que sucedía: no es que hubiera estado equivocado hasta entonces, sino que simplemente había cambiado de rumbo. Me importaba más llegar hasta la gente de aquella lejana provincia para decirle lo que yo tenía preparado comunicar que el placer de quedarme en mi casa. ¿Significa lo anterior que una cosa es mejor que la otra? No, sólo sucede que el rumbo se va cambiando. No se cambia en cada momento, pero hay etapas de la vida donde cada uno elige. Yo diría que hay momentos en los que nos atamos al placer, y otros en los que buscamos ciertas cuotas de trascendencia, ya sea moral, ética o espiritual (o simplemente la gloria, cada uno es libre). Algunos viven su vida tratando de conseguir algún tipo de poder, bien sea el poder para ayudar a los demás, el poder del conocimiento de uno mismo, el poder político, el poder del dinero, etc. Finalmente, algunos deciden que lo que da sentido a su vida es una misión incumplible que, no obstante, da rumbo y pone un horizonte en su vida. Ahora bien, ¿cómo se sabe cuál es el rumbo correcto? ¿Uno va por la calle, y un día un rayo le cae y lo ilumina? No, de ninguna manera. Se trata de una decisión personal que debe tomar cada uno. Por ello, nadie nos puede decir con qué seremos felices. Es mentira que podamos enseñar a nuestros hijos qué tienen que hacer para ser felices. Como mucho, podremos contarles qué hicimos nosotros, cómo nos fue bien y mal. A todos nos ha sucedido, en algún momento de nuestra vida, que nos hemos sentido mal y hemos dicho que no nos sentíamos bien o que no éramos felices. Entonces alguien se nos acercó y respondió: "¿Tú no eres feliz? ¿Con todo lo que tienes, no eres feliz? ¿Cómo puede ser eso? Si yo tuviera la mitad de lo que tú tienes, sería muy feliz". Esa persona no entiende que, en realidad, ella sería muy feliz con esa mitad. Ahora bien, posiblemente cada uno sea único, indivisible e irrepetible, y posiblemente cada uno haya encontrado sus propias respuestas.Para encontrarlas, por supuesto, hace falta dar el primer paso, que es conocerse. Es irremediable, si queremos ser felices, empezar por el principio, que es dedicar algún tiempo a prestar atención a saber quién soy, a mirarme de verdad y lo menos subjetivamente que pueda. Esto significa dos cosas. Por un lado, mirarme a mí mismo; por el otro, aprender a escuchar lo que los otros dicen –y ven– de mí. Tomemos un ejemplo sencillo. Para cualquiera de los que nos conocen no demasiado cercanamente es muy difícil reconocernos por otra cosa que no sea nuestra cara. Sin embargo, sucede una cosa tan extraña y tan misteriosa como que nadie ha visto su cara directamente, sino que para ello siempre ha necesitado un espejo, una fotografía o un dibujo. Siempre ha necesitado algo que le devuelva su imagen para poder verla. Sin embargo, estoy hablando de aquello que nos define y dice quiénes somos; paradójicamente, a pesar de que otra persona y yo nos estemos mirando, ella tiene más capacidad de verme a mí que la que tengo yo, y lo mismo sucede con los aspectos psicológicos que determinan quién soy yo. Aquellos aspectos psicológicos, espirituales o mentales de la identidad que hacen que cada uno sea como es no siempre están abiertos a la mirada propia. A veces somos ciegos a esas cosas; y la única posibilidad que tenemos para verlas es la mirada del otro (que es el espejo). Ahora bien, si nunca escucho al otro porque no quiero escuchar lo que dice o no me importa su opinión o en realidad me creo superior; o porque exclusivamente me interesa escuchar a la gente que me dice cosas buenas; o porque no me interesa la objetiva mirada de mis amigos o de mis seres queridos, entonces habrá algunas cosas que nunca sabré. Por eso, si de verdad quiero enterarme de quién soy, saber de mí y conocerme, tendría que empezar por sintonizar mis oídos y escuchar a los demás, con el fin de escuchar de verdad lo que otros dicen de mí. Si pudiéramos hacer esto, empezaríamos a conocer algunos aspectos nuestros todavía desconocidos. Así, si cualquiera se planta frente a mí y me dice: "Bucay, eres un idiota", yo de verdad me preguntaría: "¿Soy un idiota yo?". Esto hace que uno se conozca, si bien hay que tener cuidado y desde el principio no responder, cuando el otro nos dice que somos idiotas, lo siguiente: "El idiota eres tú". Es decir, hace falta que yo vea un pedacito de esto en mí. Un amigo me ilustró esta idea hace muchos años diciendo que, cuando alguien señala a otro con el dedo, mientras su índice acusa a la otra persona, los otros tres dedos se dirigen al acusador.
Es decir, quizá yo sea muchas veces todas las cosas que señalo al otro; y no sólo las malas, sino también las buenas. Qué bueno sería hacerme cargo de que yo soy las cosas que el otro ve en mí, y también las cosas que yo digo de los demás. Conocerse es adueñarse de todas estas cosas que cada uno de nosotros es en mayor o menor medida. Ahora bien, debemos saber todas esas cosas no sólo estáticamente, sino también para después construir con ellas lo que sigue, que es aceptarse. Aceptarse no quiere decir resignarse, dar algo por hecho y dejarlo en ese lugar, sino tomar conciencia del punto de partida de las cosas. ¿Cómo puede una persona dejar de estar gorda si primeramente no acepta que lo está? Aceptarse es perder la urgencia y el enojo porque las cosas son como son. Aceptarse es no enojarse con la realidad. Si me enojo, no construyo. Quien está enojado está irritado como los ojos cuando les entra arenilla. Es decir, la persona enojada está tensa y contesta destempladamente; y, además, esa "basurilla en el ojo" le impide ver con claridad. Por tanto, la persona que acepta está en condiciones de hacer lo necesario para empezar a cambiar. Paradójicamente, aceptar es poder empezar a cambiar; y no aceptar es quedarse con la idea de que, aunque algo no puede ser, tampoco hay por dónde empezar a cambiar. Quien de verdad quiere crecer y desarrollarse, debe aceptar la realidad tal como es. Enrique Mariscal, terapeuta argentino y amigo mío, dice que los hombres y las mujeres necesitan para crecer H2O. Ahora bien, Mariscal continúa diciendo que, a diferencia del H2O de las plantas, el H2O de los hombres y de las mujeres no está formado por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno. Por el contrario, nuestro H2O está compuesto por una primera H de honestidad; si quieres crecer, debes aceptar honestamente que las cosas son como son, dejar de mentirte y engañarte, y de engañar a los otros. Debes enfrentarte con la verdad honestamente. La segunda H es la de humildad; si quieres crecer, vas a tener que agregar humildad a tu vida, saber que tienes tus capacidades y tus discapacidades, saber que tienes lados flacos, que tienes que poder pedir ayuda y aceptar que te equivocas, debes aceptar humildemente que necesitas de los otros. Por último, la O de esta peculiar fórmula es la O de osadía; hay que tener el coraje de enfrentarse con lo que la vida te enfrente, la valentía de no salir corriendo, de no dejar la tarea difícil en manos de otros. Debes aprender a hacerte cargo de lo que la vida te pone enfrente. Esta agua así formada (humildad, honestidad y osadía) es lo que cada uno necesita para conocerse, saberse y aceptarse tal como es. Dice la Biblia dos cosas que suelen ser tomadas como contradictorias. En un lugar, la Biblia dice "sólo se ama aquello que se conoce". En otro lugar, la Biblia dice "sólo se conoce aquello que se ama". Yo apostillo que son la misma cosa: conocer verdaderamente termina haciendo amar lo que se conoce, y amar verdaderamente hace que se conozca lo amado. Por tanto, habrá que dejar de tener miedo, porque el camino de conocerse y de aceptarse llevará a la persona a valorarse, a tener ciertas cuotas de sano amor propio, un amor desde el cual saldrá el amor por los demás. Alguien creerá que estoy haciendo apología de la mezquindad, del individualismo y de la egolatría. Como terapeuta sé que mi amor por los demás se puede nutrir solamente del amor que yo he aprendido a tener por mí. Pensar que alguien que se quiera a sí mismo no puede querer a los demás es pensar que nuestro amor tiene una cuota limitada, es creer que, si uno tiene dos hijos, no puede tener tres porque deberá restar amor a los dos primeros para dárselo al tercero. Todos sabemos que eso no es verdad. Nuestra capacidad de amar es infinita. Por lo tanto, hay espacio para quererse, cuidar y ocuparse de uno. Sólo queriéndote podrás saber que eres protagonista de tu vida, te guste o no. Cuando te enteres de ello podrás aceptar que, además, tienes una importante participación en el guión de esa película. Cada uno es corresponsable de todo lo que le pasa. Quiero decir que, si bien es cierto que no se es el único responsable, siempre hay un pedacito de responsabilidad, aunque el porcentaje varíe; y hace falta que esto se asuma porque, si es así, también se asumirá que se es cómplice de lo que sucede, y, por tanto, nos daremos cuenta no sólo de la responsabilidad que tenemos, sino también del poder que ejercemos sobre nuestra propia vida, y no sobre la de los demás. Dejemos que cada uno sea responsable de lo que hace y de lo que dice, y también de lo que no hace ni dice. Hagamos que cada uno sea dueño de sus sentimientos. Ahora bien, aviso que nadie llega a la felicidad en soledad. Nadie llega a ser feliz sin haber podido compartir algo con otro. Es muy poco probable ser feliz si nunca se ha tenido un compañero o una compañera de ruta. De todos modos, también debo aclarar que nadie pertenece a nadie. No me gustan las relaciones de pertenencia; me parecen mejor las relaciones de compañía –una gran palabra, además, puesto que "compañero" significa etimológicamente "el que comparte el pan"–. No me gusta que me carguen con responsabilidades que no me correspondan. Siempre digo que hay que tener cuidado con esa gente que se acerca y nos dice lo que más nos gusta oír, como por ejemplo: "¡Me haces tan feliz!". Si el otro –sabiendo que es mentira– responde para devolver la misma moneda algo parecido a "tú a mí también", no se dará cuenta de la trampa en la que estará cayendo en ese preciso momento. Quizá parezca una situación idílica, pero dos semanas, dos meses, dos años o veinte años después, el otro dirá: "Me has hecho infeliz toda la vida". "Pero si yo no tengo tanto poder para hacerte infeliz", contestará el segundo. A lo que el otro replicará: "Si tenías el poder de hacerme feliz, ahora tienes el poder de hacerme infeliz". Qué bueno sería empezar por ahorrarse problemas. La lección que debemos extraer del amor y la felicidad es que hay que aceptar a la persona que está a nuestro lado tal como es. La próxima vez que alguien se acerque con cara de carnero degollado a decirnos "me haces tan feliz", lo más útil es responder: "¿Yo? Para nada. Yo no tengo nada que ver". De lo contrario, para hacer feliz "de nuevo" a esa persona, habrá que cambiar y parecerse al que quiere que seamos. Esto constituye un gran error porque, si hay algo necesario para tener un compañero de ruta, ese algo es ser capaz, a partir de aceptarse a uno mismo, de aceptar al otro tal como es. Hay otra mentira muy extendida que consiste en pensar que queremos que la persona cambie por su bien. Se suele expresar de esta manera: "Él es tan maravilloso que, si cambiara estos dos o tres detalles, sería perfecto. Y yo quiero ayudarle a que sea perfecto". Sin embargo, no funciona, y casi resulta más económico buscar a otra persona que ya haya cambiado. En una reciente entrevista en la que me preguntaban cómo definiría el amor respondí lo siguiente: "El amor es la decisión de luchar por un espacio de libertad para que alguien decida lo que más le apetezca aunque no sea lo que a mí me conviene". Eso es el amor. Si uno es capaz de amar de esa manera –todos los que alguna vez hemos sido amados de esa manera sabemos de qué se trata–, podemos tener compañeros de ruta a los que no hay por qué poseer, personas con las que podemos seguir siendo protagonistas de nuestra vida. Y podemos desear, renovar y construir relaciones de amistad, relaciones de padres e hijos, relaciones de pareja que nos permitan crecer en esa dirección de ser felices, de no perder. Además, si sucede que el otro o la otra toman una dirección diferente de la nuestra, o decide que no quiere más nuestra compañía o, por desgracia, fallece antes de que yo pueda aceptarlo, vamos a tener que hacer algo más si queremos ser felices. Vamos a tener que aprender a dejar atrás aquello que no está; no se puede ser feliz cargando la dura mochila de todo aquello que ya no está con nosotros, ni se puede reconquistar la felicidad si seguimos anclados a algo que alguna vez tuvimos y hemos perdido, a alguien que alguna vez fue la persona que más quisimos y que se murió, que nos ha dado todo lo que nos ha dado y que hoy no está con nosotros.
Habrá que aprender a llorar por los que no están, pero también aceptar que no están, y aprender a no quedarse atado y pegado a los que no están. Este camino, que yo llamo "el camino de las lágrimas", es posiblemente el espacio más difícil de transitar. A veces alguien que ha perdido un ser querido me dice que nunca más va a ser feliz. Entonces yo le respondo siempre que luchar por ser feliz es una manera de honrar al que no está, y que no tiene el derecho –sino la obligación– de ser feliz, sobre todo en honor a quien ya no está. Una vez, una mujer que visitó mi consulta lloraba por lo que, como médico psiquiatra, considero que es el mayor dolor que puede sufrir una persona: la muerte de un hijo. Se le había muerto un hijo muy pequeño en un accidente; y a pesar de que hacía meses y meses que había sucedido, ella me confesaba que no podía parar de llorar. Yo, que muchas veces me quedo sin palabras, le conté un cuento que había leído mucho tiempo atrás. Habla de un señor que había perdido un hijo de cinco años y que no podía dejar de llorar. Cada noche, cuando se acostaba, lloraba; y se quedaba dormido mientras lloraba; y se despertaba al poco rato y seguía llorando y llorando. Una noche, su ángel de la guarda se le aparece; le acaricia la cabeza y le pregunta qué pasa. Entonces responde: "No puedo seguir. No puedo vivir más. Necesito verlo; aunque sea sólo una vez más, necesito verlo". Entonces, el ángel de la guarda lo coge de la mano y lo eleva hasta el cielo. Y cuando llegan a él, van a una calle con paredes muy blancas y un adoquinado de oro, y el hombre pregunta: "¿Qué hacemos aquí?". Y el ángel de la guarda le responde: "Espera y verás". De repente, dando vueltas a la esquina empiezan a aparecer un montón de niños y niñas de entre tres y seis años, todos pequeños. Cada uno de ellos viste de blanco y tiene un par de alitas muy pequeñas y una aureola en la cabeza. Desfilan frente a ellos. Llevan una larga vela encendida en su mano. Caminan en columnas de a cinco y empiezan a pasar delante del hombre. Éste pregunta: "¿Qué es esto?". "Éste es el desfile de todos los que han muerto siendo niños. Pasan por aquí cada día y desfilan para nosotros. Es una de nuestras alegrías", responde el ángel. Y entonces el hombre dice: "¿Y mi hijo?". "Está entre ellos. Ya lo verás", contesta. Y de repente el padre ve venir a su hijo; lo ve venir como todos, con su vestimenta blanca, sus alitas y su aureola, su vela en la mano. Sin embargo, le sorprende ver que la vela de su hijo es la única que permanece apagada, la única que no tiene luz. Él respira profundo. El nene lo ve, lo saluda, se acerca a él, lo abraza. Él llora otra vez. Y le pregunta nada más que esto: "¿Cómo estás?". El hijo le dice: "Bien, papá". Y el padre le pregunta: "¿Por qué tú no tienes luz? ¿Por qué no encienden tu vela como encienden la de los otros?". Entonces el niño le explica: "La encienden igual que la de los demás, cada día. Pero de noche, tus lágrimas apagan mi vela. Deja ya de llorar". Esta mujer me confesó que encontró en este cuento una excusa para poder retomar su camino, para poder darse cuenta de que quizá una manera de homenajear a los que no estaban no era quedarse llorando compungidamente, sino encontrar la posibilidad de hacer del duelo algo fecundo. Conocerse, aceptarse y quererse. Hacerse protagonista del guión de la propia vida. Encontrar compañeros de ruta. Ser capaz de amar comprometidamente. Dejar atrás aquello que no está y animarnos a poder seguir adelante en el camino cuando se ha perdido lo que hemos querido. Reconocer el propósito de nuestras vidas, aquello que le dará sentido.Resumiendo todo lo dicho, acaso para ser feliz hacen falta solamente dos condiciones. La primera es ser agradecido. La segunda –para mí imprescindible– es aprender a no dudar del resultado final. Si hay algo que quieres, que deseas, que necesitas, que te gustaría, que de verdad es importante para ti, y si ese algo no es un imposible que te has inventado, quizá si aprendieras a confiar en tu capacidad y en tus recursos y a apostar, acaso el final de la historia, de esta película cuyo guión tú estás escribiendo, no sea tan terrible. La felicidad no es un derecho, sino una obligación. La felicidad es el único precio que hay que pagar por estar vivos. Voy a contar un cuento que me llegó por Internet hace un par de años. Contaba una historia preciosa, pero tenía un final violento y muy desagradable, por lo que decidí, como muchas veces hago, volver a contar la historia de otra manera. Me alegró mucho, hace un par de meses, cuando me volvió otra vez el cuento por correo electrónico, comprobar que ahora el final con que terminaba era el que yo había inventado. Es una historia que habla de tiempos mágicos, cuando la magia era un hecho real. Habla de los tiempos del rey Arturo, de príncipes, princesas, dragones y caballeros, cuando el hechizo y la brujería eran parte real de la vida cotidiana, y no una superchería.En este cuento, el rey Arturo está muy enfermo; de hecho, agoniza en cama. Los médicos de la corte han venido a verlo, pero nadie consigue diagnosticar la enfermedad. Se han intentado todos los remedios conocidos, le han recomendado las cosas más extrañas; pero está cada vez peor. Finalmente, Arturo ha caído en cama, casi no despierta, duerme todo el día y los médicos temen que el final esté cerca. Arturo es un rey muy querido entre los caballeros de la Mesa Redonda, que lo tienen como su ídolo y su modelo. Un día, mientras los sirvientes terminan de acomodar las cosas del rey, uno de ellos le dice al otro: "Se va a morir". Ahí está sir Galahad, que es el mejor amigo del rey Arturo, y su compañero de batalla. Como no puede soportar que alguien diga algo así, se acerca el paje y le que dice: "Que sea la última vez que dices eso en mi presencia. El rey tiene que salvarse". Sin embargo, el paje responde: "He visto por lo menos seis o siete personas con este mismo mal, y cinco de ellas se murieron". "¿Ves? Hubo alguna que se salvó. Tiene que haber algo que se pueda hacer. ¿Cómo se salvó esa persona?". Y entonces el paje responde: "Sucede que el rey no está enfermo. El rey está embrujado. Por ello, ningún médico lo puede sanar, solamente podría curarle un brujo más poderoso que el que lo encantó". "Sí, pero tiene que haber algún brujo en este reino. ¿No está Merlín?". "No, Merlín ha partido, y dijo que no volvería hasta dentro de dos primaveras. Lamento deciros que para entonces el rey...". "¡Pero tiene que haber algo!", exclama el caballero. Entonces el sirviente se anima a decirle: "Sí, lo hay. La bruja que vive en la montaña". Pero ¿quién se animaría a ir a buscar a la bruja? "La bruja odia al rey", responde Galahad, "no tendría ninguna razón para querer salvarlo. Además dicen que te mira, que te paraliza en el aire; dicen que te devora los ojos literalmente, que hace conjuros extraños y que tira tu cuerpo a los perros que tiene en la cueva. ¿quién se animaría a ir a verla?". También Galahad siente miedo. Pero se trata de su amigo el rey, su compañero de aventuras, aquel a quien debe la vida muchas veces. Entonces monta en su caballo y va hasta la cueva. Apenas llega, el día, que era soleado, se vuelve oscuro; las nubes rodean la cueva, los buitres empiezan a revolotear en torno al caballero, que siente estremecimientos y un frío de nevera que sale de la cueva. Armándose de coraje respira y entra dentro de la cueva. Chapotea en el barro; algunos murciélagos pasan cerca de él. Cuando se adentra en la caverna, el espectáculo que ve es terrible: hay esqueletos colgados por todas partes, cientos de velas y de antorchas encendidas, y en el medio de la cueva una bruja vestida de negro, con la túnica muy larga, encorvada sobre sí misma, con los ojos muy pequeños, los dientes muy apretados y negros, las manos en forma de garra, el pelo pajizo, la nariz muy larga y llena de granos, un enorme sombrero negro.
Lo mira y pregunta retadora: "¿Qué quieres?". El caballero tiembla al escuchar esa voz y le dice: "Vengo a pedir tu ayuda". "¿Vienes por tu amigo el rey? Tu amigo el rey está hechizado por un encantamiento que yo no realicé, pero que está bien hecho. Se va a morir. Y me alegro", contesta la bruja. "Por favor", le dice el caballero, "te pido que le ayudes". "¿Por qué habría de ayudarlo?". "Me ha expulsado mil veces de palacio, él no me quiere y yo tampoco a él. No tengo ninguna razón", responde airada. "Pídeme lo que quieras, pero ayúdalo", suplica Galahad. Entonces la bruja mira al amigo del rey. Es joven, apuesto, realmente hermoso, alto, vestido gallardamente. "Tengo una proposición que hacerte". "Lo que me pidas", dice Galahad, "si está dentro de mis posibilidades". "Lo está", dice la bruja. "Si yo sano al rey, tú te casarás conmigo". Galahad no puede creer lo que escucha, no había pensado en esa posibilidad. Sin embargo, es su amigo el rey quien se encuentra en peligro de muerte, así que Galahad respira hondo una vez más y le dice: "Sí. Si curas al rey, serás mi esposa". La bruja no puede creer lo que oye. A toda velocidad introduce algunas cosas dentro de su bolsa y dice: "¡Vamos!". Salen los dos de la caverna, y la bruja empieza a caminar hacia el palacio. Galahad le dice: "Un momento. Si es verdad que vas a ser mi esposa, y no dudo que vas a curar al rey, es bueno que te acostumbres". Entonces la toma por la cintura y la sube encima de su caballo. Él camina mientras la bruja, orgullosa, va montada a caballo. Cuando pasa al lado de algunos campesinos, éstos se ríen burlonamente, le gritan, le abuchean y algunos se animan a lanzar alguna verdura a su paso. Galahad salta encima del campesino que le ha arrojado la verdura, lo agarra de la solapa, lo levanta en el aire y le dice: "¡Cuidado! Esta mujer está bajo mi protección. Quien la ofende me ofende, y deberá batirse conmigo en duelo". "¡Perdón!", exclama suplicante el campesino. "Es mejor que hagas correr la voz. No quiero matar a nadie esta tarde". Mientras se difunde la noticia, Galahad y la bruja llegan a palacio. Entran dentro de los aposentos reales. El rey, literalmente, agoniza. La bruja prepara un brebaje con algunos ingredientes que trae, llena con él un frasquito y se lo da de beber en la boca al rey Arturo. "¿Y ahora?", pregunta Galahad. "Ahora hay que esperar a mañana. Me voy de vuelta a mi cueva. Avísame si sucede algo". "¿Por qué no te quedas aquí?", le dice Galahad. "Porque no quiero que alguno de mis enemigos me mate durante la noche". "Nadie te va a tocar", responde Galahad: "Estás bajo mi protección". Y sacando la capa, la tiende a los pies de la cama del rey. Se quedará toda la noche en la estancia, custodiando a ambos. A la mañana siguiente, el rey se despierta. Lo hace por primera vez en semanas. Golpea las manos, los pajes entran: "Traedme de comer y de beber. Tengo hambre y sed". Después mira a los pues de la cama y ve a Galahad. "¡Galahad, ¿cómo estás?! Parece que no hubiera comido en semanas". "No comiste en semanas", responde Galahad. "Bueno, no importa. Iremos de caza, iremos a tantos lugares, haremos tantas cosas juntos. ¡Me siento tan bien". Entonces la bruja se levanta de los pies de la cama, y el rey la ve. Le recrimina su presencia: "¿Qué haces aquí? Te he dicho mil veces que no eres bienvenida, así que ¡fuera de mi...!". Pero no llega a decir "palacio" porque Galahad le pone la mano en la boca y le dice: "Tú puedes echarla si quieres, pero quiero que sepas que, si ella se va, también yo me iré". "Pero... ¿qué estás diciendo? ¿De lado de quién estás?". "Sucede que esta mujer que está aquí es mi futura esposa". "¿Qué? ¿Tu futura esposa? ¿Te has vuelto loco? Te he presentado a las princesas más hermosas del reino, a las más ricas, a las más jóvenes, a las más bellas. A todas has dicho que no. Y ahora te vas a casar con... ¡esto! ¿Cómo puede ser?". Y entonces la bruja dice: "Es el precio que pagó para salvarte". "¡Me niego!", exclama el rey. "No puedo permitirlo. Mi vida no vale tal sacrificio, de modo que te prohíbo que lo hagas". Y Galahad le dice: "Majestad, le he dado mi palabra a esta mujer de que, si te salvaba, me casaría con ella; la verdad es que ella ha cumplido y se merece recibir su recompensa". "Te lo prohíbo como rey". Pero Galahad concluye: "Hay una sola cosa en la vida que es más importante para mí que una orden tuya. Es mi palabra. Y voy a cumplir con ella". "Tiene que haber algo que yo pueda hacer", se ofrece el rey. "Sí. Podrías casarme mañana en la parroquia real. Sería un gran honor". A la mañana siguiente, en presencia del capellán y del rey, los novios celebran la ceremonia de casamiento. El rey abraza a Galahad, le agradece lo que está haciendo y le regala un carruaje para que llegue a la casa que le acaba a regalar junto al río, lejos del palacio, lejos del pueblo, puesto que no quiere que nadie le vea ni se burle de su amigo Galahad. Éste despide al cochero y ayuda a su esposa a subir al carruaje; manejando él mismo las riendas, llegan hasta la cabaña que va a ser su casa, y, una vez allí, detiene el carruaje, se bajan y, como era costumbre entonces, coge a la esposa en brazos y, para que no toque el umbral, abre la puerta de la cabaña y la deja dentro. A continuación dice: "Ahora mismo vuelvo", y se va. Sujeta los caballos, se aleja unos pasos, contempla cómo el sol se pone. Poco después, entra de nuevo en su casa. El fuego de la hoguera está encendido y de pie, frente a las llamas, ve la espalda de una mujer muy alta, muy rubia, vestida con un tul blanco que, a transparencia del fuego, muestra unas curvas femeninas increíbles. Galahad se sorprende: "¿Dónde está mi esposa?". La mujer se da la vuelta. Es rubia, hermosa, la piel muy blanca, los ojos celestes, grandes y luminosos. Galahad se da cuenta de que, si el amor a primera vista existe, esto es lo que está sintiendo. Se está enamorando, pero insiste: "¿Dónde está mi esposa?". Y entonces la hermosa mujer, con una voz increíble le dice: "Tu esposa soy yo". Galahad no ceja: "Sé con quién me he casado, y no me gustan estos trucos. No me he casado para hacer magias ni brujerías, sino que quiero ver a mi esposa". Entonces la mujer le dice: "La mitad del tiempo soy aquella que conociste, y la otra mitad del tiempo soy ésta que ahora ves. Sin embargo, has sido tan amable y tan generoso conmigo que, como eres mi esposo y lo serás para siempre, y yo creo que por tu amabilidad te amaré para siempre, quiero que seas tú quien elija. ¿Quién quieres que sea? ¿Quieres que sea ésta de día, y la otra de noche, o prefieres que sea ésta de noche y la otra de día? Galahad se queda pensativo. Difícil dilema. ¿Qué hacer? ¿Elegir que sea la bella de día y pavonearse por el pueblo y en palacio, siendo la envidia de todos, y padecer el silencio en la noche, la tortura de estar con la otra, a la cual él se había resignado? ¿O acaso es mejor que no importe nada lo que diga la gente, ser objeto de la burla de todos, pero disfrutar en la intimidad de la noche de la compañía de esta mujer de la cual ya se ha enamorado? Difícil elección. Finalmente, concluye: "Como eres mi esposa y lo serás para siempre, como sólo por esto, pero también por aquello, te amo y te amaré para siempre, quiero que seas la que tú decidas ser en cada momento". Dicen que, cuando la bruja escuchó esta respuesta de su amado marido, decidió ser siempre la más hermosa de las dos, que era la que más gustaba a Galahad. Y yo digo que, en este camino que todos debemos recorrer para ser felices, hará falta encontrar algunos compañeros de ruta. Mi propuesta final es que elijamos a aquellos compañeros de ruta a quienes podamos decir "quiero que seáis quienes queráis ser en cada momento". Asimismo, debemos elegir a aquellos que nos puedan decir "quiero que seas quien quieras ser en cada momento". Porque solamente cuando nosotros, los demás y todos tengamos la posibilidad y la libertad de elegir ser quienes queramos ser en cada momento, seremos príncipes y princesas, y no más, ogros ni brujas malvadas.
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